El hombre nace bueno...
La gran mayoría de las veces relaciono todo lo que escribo
con hechos que me suceden a diario,
con pequeñeces que no son tomadas en cuenta,
con cuestiones que escapan a lo rutinario.
En el negocio me ha tocado atender a todas clases de gentes,
no hay distinciones, no hay nada como tratar a todos por igual
logrando distorsionar un poco la realidad,
logrando cierto equilibrio simétrico entre unos y otros...
Sin embargo, ayer, me toco atender a un muchacho
con capacidades diferentes, entró a comprar dulces,
se lo atendió normal como a todos,
con el atenuante de una paciencia un poco mas holgada
que la acostumbrada...
Él pedía y pedía, por más que no me hubiese pagado
lo mismo le hubiese dado lo que pedía,
no porque no me importe el dinero,
no porque sea diferente, si no, simplemente
por tratar de ser lo más normal posible dentro de este mundo.
Cuando tenía la bolsa llena de dulces, no le quise vender más
porque consideraba que era mucho para él, esa cantidad,
y me pidió un poco más, se lo di, le dije que se lo regalaba,
pero el se negó a irse sin pagar,
hasta diría que se ofendió por mi acción.
Entre que buscaba las monedas para pagarme,
me invadió una sensación de enorme congoja,
y las lágrimas no tardaron en brotar,
trate de aguantar y no pude, llore....
Mi hermana que se encontraba en la caja vino a consolarme,
no podía creer la humildad, la honradez, y el orgullo que tenía
ese muchacho, y pensaba en este mundo y a todos
los que no pagan por las cosas, los que roban
y los que tratan de hacer sentir a personas diferentes, como ésta,
en justamente diferentes, inferiores ante sus ojos.
Es increíble como cambia el mundo cuando hay gente buena,
es inconcebible la cantidad de humanidad que hay en alguien,
y es incomprensible pensar que el hombres es bueno,
y al mismo tiempo pensar que los mismos hombres
conviertan a otros.... en malos.
Fernando Alberto Rodríguez Fernández.