Sociedad sorda...
Escribi esto hace años, bastantes por cierto,
ahora lo expongo para dar lugar a algo que escribire...
Las silenciosas palabras se hacen presente siempre en nuestras mentes
y si la gritásemos hacia esta sociedad
seria lo mismo que hablarle a la muerte...
Los gritos de personas, que mendigan, nos dan un indicio
de que algo esta pasando a nuestro lado,
y por más que ellos griten, jamás nos pararemos a ayudarlos...
Miramos hacia un costado, volvemos la mirada hacia nuestras manos,
hacemos de cuenta que no existe ese grito,
hacemos de cuenta que no existe esa mujer que ahora pide
o aquél niño que ahora mendiga buscando comida...
Cuando vemos a un anciano cruzando la calle, con su bastón
con su encorvado cuerpo inclinado hacia el suelo,
con su osamenta ajetreada por los años, le decimos:
¿Le ayudamos señor?...
Cuando comemos algún alimento en la calle,
y alguien harapiento pasa a nuestro costado, con cara de cansado,
con las manos sucias, con el cuerpo aligerado por la falta
de comida, de fibras, que recubra su necesidad de vida,
le preguntamos: ¿Quéres un poco de comida?...
Cada cosa pasa desapercibida, cada detalle se hace mínimo,
pero lo que en realidad nos pasa es que no escuchamos
el grito de todos los que sufren, y nos engañamos
a nosotros mismos cuando fingimos que nada está pasando...
Es el eco de los que no tienen voz, es el eco constante
de que nuestra consideración solo es para nosotros,
mientras los otros mueren silenciosos...
Es esta nuestra Sociedad que se ha hecho sorda
ante el reclamo de los más... Necesitados...
Las silenciosas palabras se hacen presente siempre en nuestras mentes
y si la gritásemos hacia esta sociedad
seria lo mismo que hablarle a la muerte...
Los gritos de personas, que mendigan, nos dan un indicio
de que algo esta pasando a nuestro lado,
y por más que ellos griten, jamás nos pararemos a ayudarlos...
Miramos hacia un costado, volvemos la mirada hacia nuestras manos,
hacemos de cuenta que no existe ese grito,
hacemos de cuenta que no existe esa mujer que ahora pide
o aquél niño que ahora mendiga buscando comida...
Cuando vemos a un anciano cruzando la calle, con su bastón
con su encorvado cuerpo inclinado hacia el suelo,
con su osamenta ajetreada por los años, le decimos:
¿Le ayudamos señor?...
Cuando comemos algún alimento en la calle,
y alguien harapiento pasa a nuestro costado, con cara de cansado,
con las manos sucias, con el cuerpo aligerado por la falta
de comida, de fibras, que recubra su necesidad de vida,
le preguntamos: ¿Quéres un poco de comida?...
Cada cosa pasa desapercibida, cada detalle se hace mínimo,
pero lo que en realidad nos pasa es que no escuchamos
el grito de todos los que sufren, y nos engañamos
a nosotros mismos cuando fingimos que nada está pasando...
Es el eco de los que no tienen voz, es el eco constante
de que nuestra consideración solo es para nosotros,
mientras los otros mueren silenciosos...
Es esta nuestra Sociedad que se ha hecho sorda
ante el reclamo de los más... Necesitados...
Fernando Alberto Rodríguez Fernández.
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