miércoles, 6 de octubre de 2010

Heredando al Frankenstein.

Heredando al Frankenstein.
No ha habido cambios en la historia social,
que no tenga como actores principales a los sectores populares,
al gran grueso de la comunidad
que se canso de sufrir y quizo cambiar.
Actualmente las organizaciones sociales,
con sus ensayos, aciertos, errores,
consideraron al corte de rutas, piquetero,
su arma mas letal para hacerse escuchar.
La experiencia les dio la razon, cortar es hacerse escuchar,
mientras mas sean, mas seran tenidos en cuenta,
nadie escapa al corte, es para todos,
porque, supuestamente, es de todos.
No hay manera de parar esta bola de nieve,
la gente pide cada vez mas, cada vez son mas las necesidades,
cada vez son mas ellos,
se organizan jerarquicamente logrando una piramide de poder
donde los excluidos son ahora incluidos.
Dentro de esta organizacion social perder es solo una palabra,
un pueblo que pierde el miedo es peligroso para el poder,
en este caso el poder siempre estuvo representado por el estado,
estado que alimento a esta mandragora, creando a un homunculo,
y como en esa historia, el homunculo se volvio contra su creador.
El dinero no es eterno, las arcas no siempre estaran llenas,
habra epocas de crisis en donde lo que entre no podra pagar
lo que se tiene que pagar, y esta obligacion esta penada
ya no por el estado si no por la sociedad.
Pensar en un futuro sin los medios para contentar a este sector,
es simplemente pensar en un momento caotico de la historia,
contemplar todo que supo tener un pais grandioso,
que derrocho sus recursos, que aun no explota otros,
y que sigue tomando decisiones equivocadas, que, por lastima,
nos sigue arrastrando a todos al mismo destino,
momento que espero, Dios quiera, no llegue jamas...
(como me gusta mentirme).
La actual administracion nacional
termina dentro de un tiempo relativamente corto,
habra que pensar en quien vendra despues,
quien se hara cargo de todo este desastre,
quien seguira alimentando, cuidando, y haciendose amigo
de este Monstruo que se creo,
que no se sabe como detener, pues cada vez tiene mas hambre,
cada vez quiere mas, o si el que venga, tendra el valor suficiente
para matar a este Frankenstein,
que desea salir y arrebatar lo que aun no es suyo.
Fernando Alberto Rodríguez Fernández.

1 comentario:

Unknown dijo...

¿Viste la película "Van Helsing"? Bueno, mirala. Ahora ponete a pensar. ¿Quién es el bueno? ¿Quién es el malo? Tenés a un tipo (Drácula, el más poderoso y viejo de todos) que lo necesita a Frankenstein para que los embriones de murciélagos tengan vida y así controlar a los humanos y de ser posible exterminarlos. En este caso, Frankenstein es una víctima que hace posible la existencia de un batallón de monstruitos (murcielaguitos), pero que en realidad no son controlados por Frankenstein, sino por Drácula (el verdadero chupa sangre). Frankenstein tiene la desventaja de haber sido concebido en un laboratorio y su naturaleza, en sí misma, es monstruosa, por lo cual aterra a todo el mundo, pero, al final, terminará dando su vida por la causa del bien. Si lo notás en la película, Van Helsing también lo usa a Frankenstein para poder vencer a Drácula. ¿Y cómo es posible que un hombre como Van Helsing puede vencer a un monstruo como Drácula? Convirtiéndose él mismo en un monstruo (hombre lobo). Y, de acuerdo a lo que te muestra la película, el hombre lobo es el único que puede vencer al vampiro. Es decir: para matar al verdadero monstruo, hay que convertirse en monstruo. ¿Cuál es, entonces, mejor monstruo? ¿Drácula, Van Helsing/hombre lobo o Frankenstein? Creo que este último, porque finalmente termina entregando su vida por la causa que le vendieron. Lo usaron los verdaderos y más temibles monstruos, que, en apariencias no son tales (ya que tienen forma humana), pero en esencia tienen el gen de la monstruosidad. Para orientarte, debo decirte que Drácula es un ex gobernador de Santa Cruz medio tuerto, y Van Helsing es un actual senador radical por la provincia de Jujuy. De Frankenstein no te diré nada, porque quedó claro a quien te estabas refiriendo.

Yo, el Nervioso