miércoles, 22 de octubre de 2008

Respiracion...

Respiracion...
Nos encontrabamos los dos recostados,
sobre la hierba, en lo alto de una montaña,
viendo como el sol se hacia naranja,
viendo como un manto oscurecia todo en la distancia...
Los dos recostados, abrazados, besandonos
de manera apasionada,
como ungidos por la imperiosa necesidad de tocarnos
ibamos creando el clima apropiado para amarnos...
Poco a poco ibamos llegando
al momento sublime de necesitarnos,
de sentir que somos uno,
cuando en un beso nos amalgabamos...
Alli estabamos, bajo la eterna noche,
encerrados en el deseo prohibido,
consumidos enteros por el acto inhibido
de besar cada centimetro
de nuestro cuerpo y amarnos sin complejos...
Cada vaiven era un eterno gemido,
que quemaba nuestros oidos,
nuestras manos solo se entrelazaban,
con mas fuerza cada vez que mas te amaba...
Asi fue nuestra noche bajo la luz de mil luciernagas,
asi fue llenando de suspiros
el silencio de aquel monte sordido,
donde nuestra respiracion, era un constante concierto
de amor y pasion prohibidos...
Fernando Alberto Rodríguez...

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