viernes, 25 de abril de 2008

Lo tuve que hacer...

Lo tuve que hacer...

Este será el primer cuento que haré con la temática que intentaré dominar y quizás falle en mi intento de relatar...

Era de noche, caminaba por las calles deshabitadas de toda acción mortal, inhóspitas de toda forma humana, solo los elementos me acompañaban... De repente apareció una figura extraña, era la de un felino de curvas pronunciadas, sigilosamente se me acerco, no tuve el menor reparo en no aceptar esa compañía en la soledad de aquella noche... Caminaba a mi par, me seguía por donde iba, pronto llegamos a mi morada, como vi que su intención era quedarse le di la oportunidad de refugiarse en un rincón... Día a día nos fuimos haciendo mas amigos, ustedes sabrán que la soledad no es buena consejera así que aquel animal dócil era una compañía mas que certera a la forma de entender el aislamiento que tenia... Pasaron los días, las semanas y los meses, el animal era parte inherente a mi hogar, no había forma en que no pudiera apreciar a este extraordinario ser... Un día, como por acto de una acción maligna tome, caí en el vicio vigoroso del alcohol, de la instintiva malicia que nos hace desvariar, entonces entre a mi casa, era de noche no se veía nada, me sentía confundido, veía en todo maldad, como una paranoia poco natural encontré en cada cosa una posible acción criminal hacia mi persona... De repente una sombra negra como la noche apareció, era como el espectro de la muerte misma convertida en cuatro patas, un cuerpo cilíndrico una cabeza gigante con poderosas fauces y una cola larga como un látigo... Pensé que era una abominación maligna de gran tamaño... Apenas me percate de esto, tome un hacha, de esas que se guardan cerca de la chimenea, me acerque lentamente hacia la figura y le aseste un golpe en medio de su cabeza... Un liquido pareció recorrer la alfombra, al prender la luz.... Vi al animal, al noble felino tiezo en el suelo, observe un momento aquel grotesco hecho, aquella drástica forma en acabar con la vida del único amigo que tenia... Intente conservar la calma, lo ebrio desapareció, comprendí la terrible crueldad que había acaecido, entendí que en un momento en donde la cordura se fue a pasear, cometí una inevocada y funesta realidad... Yacía tendido con un hacha en medio de la frente, casi de manera quirurgica me deshice de aquel cuerpo homicida, lo desmembré con tal paciencia que hubiese separado cada tendón de cada músculo... Quise que todas sus partes fuesen diseminadas en toda la casa, porque así me sentiría con su presencia en todos los lugares... Y lo hice, al llegar el alba había esparcido sus partes, lo había puesto en el patio, en los cuartos, en la sala y hasta en la cocina... Estaban enterrados en macetas... Durante semanas enteras me sentía mas solo que nunca, no había momento en que la culpa no me visitara... Ulteriormente, varios meses después... Recaí en la ginebra, en la atentación de ver distorsionada la realidad, quizás calmando la ansiedad de tener una amistad, recaí en una botella para saciar mi necesidad... Era un día muy triste, una noche de lluvia cuando llegue a casa, estaba totalmente empapado y ebrio... Entre, abrí la puerta y para mi asombro vi miles de pasos, muchas y pequeñas marcas de patas, pequeñas pisadas de un animal... No entendí el por que de aquello, entonces decidí recorrer toda la casa en busca del intruso, con resultados infructuosos, no había nadie, ni nada... Durante varias noches se registro el mismo fenómeno, con los mismos resultados... Una noche, escuche varios ruidos en la cocina, decidí ir a ver que sucedía... Nada, siempre igual nunca nada... Cuando volví a mi cama miles de sueños funestos me atosigaban, pesadillas sobre el crimen me atormentaban, y el llanto, lo mas parecido a un niño pequeño me aturdía el cerebro... Varias noches experimente esto... Me estaba volviendo loco... El remordimiento me exasperaba, el enojo y el miedo me alteraban... Me resultaba difícil conciliar el sueño... Al final, una noche de tormenta escuche los ruidos en la cocina, inmediatamente me dirigí hacia el recinto, había marcas de patas, las seguí... Para mi asombro lo vi!, vi al animal que había asesinado y desmembrado, unido, como si nada le hubiese pasado, aunque se le notaban las uniones, esas partes cubiertas por sangre coagulada... Me asuste, quise entender que era todo parte de mi imaginación, que nada era real, pero el alcohol esta vez no me acompaño, estaba sobrio, mas lucido que nunca, pasmado, e incluso muy temeroso de aquella revelación.... De repente me miro!, el miedo se apodero de mi y me paralizo... Se acercaba lentamente... No me podía mover... De repente ronroneo, se acerco sobre mi pierna y empezó a fregarse, pidiendo cariño, como estaba pasmado y turbado me negué a dárselo, entonces un alarido espantoso hizo eco en toda la casa, era un grito como de un niño pidiendo auxilio, el animal me miro con ojos llenos de fuego, de un brillo demasiado intenso para ser descrito, sus fauces eran de un tamaño irreal y su agresividad se hizo mas que evidente contra mi persona... Arañado, ensangrentado amanecí... El animal había desaparecido, era el intento de asesinato mas extraño, pues cuando desperté tuve un reflejo en un espejo en donde me vi... Era una maldición o una visión espantosa la que vi... Me había convertido en felino! y mi amo estaba esperando a que me despertara para malograr mi existencia, pues en su mano derecha un hacha asestaba un golpe que... Apago mi vida....

Fernando Alberto Rodríguez....

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